GR 11: Elizondo - Valle de Sorogain (mayo 02 - octubre 05)

Esta etapa también se me atravesó en un par de ocasiones. La primera vez con Txus, se nos complicó el tiempo. Alrededor de la Peña de los Generales se nos echó la niebla encima, sin agua, con poca comida y sin saber si encontraríamos abierto el refugio de Urkiaga, donde pensábamos dormir. Una de las veces que peor lo he pasado en la montaña. En el segundo viaje, ya no llegué a salir de Elizondo, ya que el agua de montaña me sentó mal y pasé una noche de perros. No fue hasta octubre de 2005 que conseguí pasar Urkiaga y bajar al Valle de Sorogain.

Esta vez no tuve ningún problema con el tiempo. En el primer viaje llegamos a Elizondo que ya estaba nublado...



...lo que no sabíamos que venía una semana de lluvias torrenciales. Subimos a dormir a la ermita de Santa Engrazia, a media hora de Elizondo; Txus recién levantado



Desde aquí subimos primero por pista y después por un sendero cerca de una regata hasta el collado Bailegi, con buenas vistas sobre el Larrun, a lo lejos



Teníamos el desayuno esperando, pero no se dejaron coger



Continuamos por pista para acercarnos al Collado Urballo. Aunque aquí hace un día espléndido, en el primer viaje se nos estaba poniendo cada vez peor



Ibamos llaneando al principio, pero después la pista tiene una fuerte subida...



... y termina junto al Collado Urballo, donde aprovechamos para hacer un descanso y llenar el estómago. Viendo como estaba el tiempo, valoramos la posibilidad de quedarnos en alguna de las cabañas, pero estaban cerradas las dos. No son refugios de montaña sino de cazadores; y por lo que vimos tras las ventanas, tenían un verdadero arsenal (no precisamente de armas, sino para emborrachar a toda una cuadrilla durante varios días)



Sigo mezclando fotos de un viaje y otro, aquí rodeando la Peña Alba en octubre de 2005...



...y más o menos por el mismo sitio en primavera de 2002



Pasado el Collado Urballo, el GR 11 continúa por el cordal pirenaico, permitiendo unas buenas vistas... si hace buen tiempo: Larrun y Auza



Las Peñas de Aia, ya lejanas. A la izquierda el Argibel...



... junto a la Peña Alba, que hay que rodear por el norte



Llegando a Quinto Real, me empiezo a hacer una idea de lo que me queda hasta el Adi (izq), pasando primero por la Peña de los Generales (dcha)
(no pongo fotos del primer viaje porque no se veía ni un pijo)



La verdad es que la zona de Quinto Real es espectacular



Un pequeño arroyo nace al lado mismo de la Borda de Quinto Real



El Pirineo Navarro ya es húmedo de por sí, abundando los parajes como este...



... pero tres años antes pagamos la novatada y probamos la humedad hasta los huesos. Empezó a llover al llegar a la Borda de Quinto Real, donde también habían tres magníficos refugios cerrados a cal y canto. No teníamos más remedio que continuar; además el arroyo estaba seco y nos habíamos quedado sin agua, ironías de la vida...

En cambio, dos años después, pude ver lo que me perdí aquella vez, y estaba bien feliz y contento con el Adi al fondo



Casi perdimos los nervios alrededor de la Peña de los Generales, pues por un momento no encontramos las marcas del GR y empezamos a dar vueltas; no nos podíamos separar mucho ya que dejabamos de vernos, ibamos buscando las señales una a una, hasta que volvimos al cordal y afortunadamente pudimos seguir la valla que lo divide, encontrando finalmente la pista que sube de Urkiaga.

Más o menos por aquí: el puerto de Urkiaga, entre el Adi y Quinto Real



Así que al pasar por el mismo sitio después de unos años, es como si no hubiera estado... no reconocía el paisaje. Por aquí abundan los puestos de cazadores, que me avisaron que fuera con cuidado si veía alguna bandada de pájaros, ya que se liaban todos a tiros



El refugio situado a una media hora del Puerto de Urkiaga estaba abierto (menos mal... ) y allí pudimos encender fuego, comer, secar la ropa y dormir. Al acostarnos pusimos los cazos en la entrada y a la mañana siguiente estaban llenos hasta la mitad. Esto era todo lo que veíamos desde la puerta, y aún gracias que habíamos perdido altura



Bajamos hasta el puerto de Urkiaga y desde allí seguimos la carretera sin saber muy bien dónde nos llevaría ni cuánto teníamos que andar. Al cabo de un par de horas aparecimos en Eugui: para mí fue el fin del primer viaje. Al día siguiente un paisano me hizo el favor de bajarme a Pamplona, donde cogí el tren de vuelta a Barcelona. Txus esperó a que mejorara el tiempo, y a trancas y barrancas, consiguió llegar hasta Olot un par de meses después.

Años más tarde, junto a Urkiaga, con mejor suerte



Tras cruzar el puerto el GR sube paralelo a una pista, entre bosques interminables...



...donde abundan las hadas, los trolls y los gnomos...



...y tras una dura subida desemboca a los pies del Adi



Ni siquiera me planteo la posibilidad de subirlo; la última cuesta desde Urkiaga me ha dejado las rodillas hechas polvo, se me está haciendo tarde y todavía tengo que bajar hasta Casa Pablo, en Sorogain. Última mirada hacia los montes de Quinto Real y el valle de los Aldudes



Quedará para otra ocasión, pensé, pero a fecha de hoy todavía lo tengo pendiente. Tras cruzar el circo (el primer circo glacial de este lado del Pirineo) llego al Collado Adatun. Me hizo gracia la diferencia de color entre los pastos de uno y otro lado de la frontera



Desde este collado inicio la bajada hacia el valle de Sorogain. En un claro entre tanto árbol apareció el siguiente objetivo, que aún tardaría un año en alcanzar: Ezkaurre, en la muga con Aragón



El descenso hasta Sorogain es maravilloso



Mientras mis rodillas sufren lo indecible, la vista disfruta...



...había para echarle una foto a cada árbol; lástima que ya estaba oscureciendo



Todo el descenso fue una auténtica gozada



Lo que al principio de la bajada era un hilillo de agua se convierte en un potente arroyo...



...que vierte sus aguas en el Sorogain Erreka, junto al albergue Casa Pablo



A partir de entonces aprendí a llamar a los sitios antes de presentarme por las buenas... Estaba cerrado tras una temporada en obras, y precisamente tenían que abrir al día siguiente. Me tocó dormir en el suelo.