Sigo en Dinamarca. Aprovecho el Interrail para irme a la otra punta del país. Mi idea inicial era acercarme a Silkeborg, para subir al Himmelbjerget, "techo" del país con 147 m. Además, hay muchas rutas de senderismo por la zona.
Pero tuve que cambiar mis planes por culpa del tiempo (para variar), ya que al llegar a Aarhus, donde tenía que cambiar de tren, llovía con fuerza. Asi que seguí en el mismo tren en el que iba en dirección a Aalborg. Está situada al norte de Jutlandia, la península unida al continente europeo por el norte de Alemania, y un canal natural separa la ciudad en dos partes.
Pero tuve que cambiar mis planes por culpa del tiempo (para variar), ya que al llegar a Aarhus, donde tenía que cambiar de tren, llovía con fuerza. Asi que seguí en el mismo tren en el que iba en dirección a Aalborg. Está situada al norte de Jutlandia, la península unida al continente europeo por el norte de Alemania, y un canal natural separa la ciudad en dos partes.
Lo que parece a primera vista un pedregal sin más...
... es un santuario nórdico donde reposan cientos de guerreros vikingos
Se hacía un hoyo, se incineraba el cadáver y se cubría, rodeandolo de piedras, de ahí la forma ovalada
Un lugar tétrico y fascinante a la vez
No tuve tiempo para visitar Aalborg, ya que había reservado en el albergue de Copenhague, así que entre un tren y otro, todavía me dio tiempo para echar un vistazo en Aarhus, la segunda ciudad de Dinamarca.
Nada más salir de la estación
Desde la Sondergade, principal arteria peatonal de la ciudad, asoma el campanario de la catedral
La Aarhus Domkirke es la iglesia más grande de Dinamarca, iniciada en el S. XIII
Ahora no me acuerdo, pero creo que era el Teatro Real, o la Ópera...
Las callejuelas de Aarhus son chulísimas
Me hubiera pasado horas en los bares de esta plazoleta, pero tenía que coger el tren de nuevo
Edificios clasicos...
Y muchos paseos y callejuelas que no pude visitar
Otro canal lleno de bares, quizá para poder ahogar las penas
Otra iglesia, la Vor Frue Kirke
De postre, en el viaje de vuelta, parecía que se cayera el cielo sobre nuestras cabezas, una tormenta de mil demonios... pero sorprendentemente, a diferencia de lo que estamos acostumbrados en este país, el tren no se paró y llegué a Copenhague a la hora prevista, las diez y media de la noche.
Al día siguiente, todavía no tenía muy claro donde ir... había reservado plaza para el tren que salía de Copenhague con destino Hamburgo, pero a partir de ahí, no sabía donde caer muerto... solo me quedaban 3 días para viajar, y mucha cosa por ver
los de los vikingos impresionante. Y lo de que te vayas al culo del mundo a subirte un monte de 100 metros ni te cuento jajajjajaj
ResponEliminaPetons
Kepa, Carles es único para esta cosas.
ResponEliminaMenudo viaje que te has pegado bribón!!!